«Dave Bookless nos invita a considerar la importancia de un más allá valorando un más acá»

Hemos venido oyendo desde nuestras liturgias dominicales el énfasis de que el evangelio de Jesús consiste en la salvación de nuestras almas, que los temas espirituales tienen mucha más relevancia que las cosas terrenales o de este mundo, que nuestras mentes y esfuerzos tienen que enfocarse solo para heredar las mansiones gloriosas que hay en los cielos. Por muchos siglos ha dominado esta concepción dentro del cristianismo.

Dave Bookless nos invita a considerar la importancia de un más allá valorando un más acá. Así en el cielo como en la tierra.

Una de las preguntas con las que el autor, en su libro Sabios con el planeta, irrumpe el pensamiento del lector, es la planteada por los antiguos filósofos: «¿Somos los seres humanos almas divinas atrapadas en cuerpos humanos o son nuestros cuerpos parte de quienes somos en verdad?”. A lo que inmediatamente el autor argumenta con el versículo de 1 Corintios 15, donde “Pablo nos recuerda que Jesús resucitó de los muertos con un cuerpo físico; que, tras la muerte y luego la resurrección, nosotros también tendremos cuerpos físicos; y que el cristianismo no tiene sentido si esto no fuera así».

Cuando comencé a indagar de manera personal hace cinco años sobre esta verdad frecuentemente omitida e intentar buscar alguna respuesta divina frente a las dolorosas realidades ambientales que estaban ocurriendo en mi país, en mi continente, y escuchar simultáneamente que otras partes del mundo, de mi Oikos (hogar), también estaban siendo afectadas por la mezquina avaricia humana, no pude haber encontrado un mejor refugio que en la misma Biblia. Escuchando a Dave Bookless en un vídeo que un amigo me compartió exponiendo todo el panorama bíblico, desde Génesis al Apocalipsis. No pude estar más que agradecida por haber encontrado lo que mi espíritu anhelaba
descubrir, Jesús era mi Señor y Salvador personal, pero también era el Señor y Salvador del Kosmos. El entender que “de tal manera amó Dios al Kosmos”, traducción original del verso en Juan 3:16, trastornó mi concepción inicial de lo que significa la historia de la Salvación. En Palabras de Ernesto Cardenal –“Un Cristo no sólo de nuestro Planeta (o concepción antropocéntrica) sino de todo el Universo (…) el cosmos transformado en el cuerpo de Cristo (en su cuerpo) y el comienzo de una nueva Creación”-. “Un Dios que sólo sea el Señor y Salvador de la Humanidad, no sería ya el
Señor de la Biblia”.

Después de tener ese encuentro con la Palabra y el Verbo de Dios, expuesto por Dave, no volví a ser la misma.

En el libro Sabios con el planeta, Dave abarca de manera más enriquecedora sobre los planteamientos teológicos que él ha experimentado en su propia vida y de todos los que hemos sido impactados con su forma de hacer teología.

Echemos un vistazo a este libro:

Entender el discipulado, como si la creación importara. Descubriendo el modelo perfecto en Jesús reflejando “su propia relación con la creación; disfrutando de sus frutos, desarrollándola creativamente (en tanto que carpintero) y viviendo en ella con respeto y cuidado”.

Alabar, como si la creación importará. En palabras de Jurgen Moltmann significa “Al elogiar la creación, el ser humano canta la liturgia cósmica, y a través de él el cosmos canta ante su Creador la eterna canción de la creación”.

Vivir, como si la creación importará. Si de verdad creemos que esta tierra es de Dios y no nuestra, nuestras vidas como cristianos deberían ser radicalmente distintas de las de la mayoría de nuestros vecinos. Si queremos alabar a Dios con todo nuestro corazón, toda nuestra alma, toda nuestra mente y toda nuestras fuerzas y amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos (Lc. 10:27)… “se convierte en una cuestión de justicia hacia los pobres del planeta como de alabanza, puesto que este consumismo excesivo es en realidad una idolatría de la avaricia, puro colesterol espiritual”.

Y, hacer, misión como si la creación importara. Este capítulo se puede resumir en palabras citadas del obispo James Jones: “¿Y cuál es esa misión? Hacer la voluntad de Dios en la tierra como en el cielo. La oración de Jesús es la nuestra. Su misión es la nuestra. La terrenalización del cielo. La Missio Dei. La Misión de Dios”.

Estas y muchas otras verdades bíblicas encontrarás en las páginas de este libro, su lectura no puede dejarte con el mismo pensar y menos con tu mismo actuar.

“Toda la creación de Dios está esperando con impaciencia el momento en que Dios muestre al mundo quiénes son sus hijos” Ro. 8:19.


Denisse Gallegos

es nicaragüense radicada en Costa Rica. Graduada en la Universitat de Barcelona como Odontopediatra, ha estado involucrada en la obra estudiantil IFES desde hace 13 años. Es evangelista y activista por la justicia climática, desarrollando y dirigiendo proyectos con el enfoque del Cuido de la Creación y la Evangelización en las Universidades de Nicaragua. Ha servido en CECNIC- Nicaragua / GBU España y ahora colabora con ECU-Costa Rica. La causa de la restauración de la Casa Común comienza con el hecho de sentirse parte de este hermoso y único planeta y porque cree que es una poderosa manera de reflejar al Jesús terrenal y cósmico, dueño y sustentador de todo lo creado, logrando a través de Él una transformación real y auténtica de lo destruido por nosotros, los humanos.

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