La Iglesia como grupo es un libro para pastores, y yo soy pastor.
Dejo esto claro desde un principio porque me encontré en las páginas de esta intensa y consistente obra, un magnífico manual de análisis y una propuesta de la vida comunitaria de la iglesia, sin duda la mejor reflexión hecha desde España acerca de la iglesia desde la óptica de los grupos. Todo pastor debiera, en pro de su formación y en beneficio de su congregación, leer y extraer la mucha sabiduría que encontramos en cada capítulo.
Su autor, es un experto conocedor de las “leyes” y procesos que dominan y dinamizan los grupos pequeños. Leer a Félix Ángel Palacios, es, a un tiempo, leer y conocer a Foulkes, a Kurt Lewin, o a Wilfred Bion, entre otros autores, que nos enriquecen con su propuesta de cómo los procesos de interacción en los que las personas que vivimos en comunidad, y todos vivimos en comunidad, nos afectan y nos transforman.
Sin duda la iglesia, como una familia que es, tiene verdadero poder para destrozar, pero también para sanar, por lo que se nos plantea en la obra, ¿han de ser nuestras iglesias grupos terapéuticos, lugares donde la gente es sanada, restaurada y liberada de las muchas dolencias que condicionan y ahogan al ser humano? Entre las páginas encontramos propuestas, debate, reflexión, de forma que nos aporta una verdadera riqueza intelectual, pero también metodológica.
Conceptos como el de campo vital, o el magnífico capítulo de los Cinco conflictos de la Iglesia, pasando por la enorme aportación al concepto de la estructura de la Iglesia (absolutamente recomendables los seis capítulos dedicados al tema), así como la exhaustiva y fundamental contribución a la persona del pastor y su equipo, al que dedica toda la segunda parte, hacen imprescindible para todo pastor y líder de un grupo pequeño la lectura de La Iglesia como grupo.
En un momento donde el movimiento de plantación de iglesias está resurgiendo en Europa y en España, este libro se convierte en una herramienta valiosísima para echar un firme fundamento a este proceso de plantación de iglesias, que comienza por grupos pequeños que se van estableciendo en los diferentes barrios y pueblos. Sin duda tenemos entre las manos un verdadero manual de estudio de los grupos pequeños, que ayudará a conocer y a clarificar conceptos que nos llevarán a aplicar de forma práctica los principios, para que lleguemos a edificar iglesias sanas y sanadoras.
Tal y como el autor indica, sin duda la iglesia no es un lugar para hacer terapia en el sentido secular del término, evidentemente, pero es depositaria de un poder sanador que transciende el cuerpo y el alma del ser humano. Sin duda por esto Dios nos pone en medio de una iglesia local, porque, entre otras cosas, es su diseño para la transformación de su pueblo.
Finalmente asumo la invitación de Félix Ángel Palacios, que nos dice: le invito a considerar inconcluso el libro que tiene en sus manos, a completarlo desde la óptica pastoral que usted realiza a diario. Sin lugar a dudas es un reto atrayente, y espero que muchos pastores, puedan llevarlo a cabo.
