Sin duda, la pandemia está siendo uno de los períodos más complejos que me ha tocado vivir. A esta, hay que añadir que un mes antes de comenzar el confinamiento en España, en Andamio, sufrimos un incendio en el almacén muy importante.
Durante todo este tiempo he intentado descansar en estos 5 principios:
1. Que la oración y mi relación con Dios sean una prioridad
Pasar tiempo leyendo su Palabra, hablando con él, dejando en sus manos mis muchas preocupaciones y ansiedades. Pidiéndole sabiduría para enfrentar lo que venga.
2. Ser resiliente en medio de la dificultad
Este texto de 2 Corintios, capítulo 4 ha sido de mucha ayuda: Afligidos, pero no agobiados; perplejos, pero no desesperados; perseguidos, pero no abandonados; derribados, pero no destruidos. Por tanto no desfallecemos, antes bien, aunque nuestro hombre exterior va decayendo, sin embargo nuestro hombre interior se renueva de día en día… al no poner nuestra vista en las cosas que se ven, sino en las que no se ven; porque las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.
3. Contar con el apoyo de otros
A pesar del confinamiento y las limitaciones a la movilidad, evitar el aislamiento. Tener muy en cuenta que estoy llamado a compartir las cargas, a reír con el que ríe y a llorar con el que llora.
4. Repensar y reenfocar todo lo que hago
Ante situaciones de crisis, es importante parar y replantear nuestra vida, nuestros objetivos, nuestras responsabilidades. Estar abierto a lo que traerá la nueva realidad. Ser flexibles y creativos. Ver qué está haciendo Dios y qué quiere de mí.
5. Centrarme en el plan de Dios para este tiempo
Tener la seguridad de que el Señor sigue siendo “el Señor”. Y si él nos está permitiendo vivir este tiempo, tiene un propósito. Recordar que no podemos incorporar a Dios a “mi historia”, sino que es mi vida la que se incorpora a la “historia de Dios”, que él me use como él quiere, porque para eso es el Señor.