«Sabios con el planeta» en 30 frases clave

¿Cómo exprimir un libro y quedarnos con 30 frases clave, una para cada día del mes? Noviembre ya está a la vuelta de la esquina y esta es nuestra recopilación:
  1. Necesitamos repensar no solo cómo tratamos el planeta y sus criaturas, sino también quién nos creemos que somos en tanto que seres humanos. Eso es, en esencia, de lo que trata este libro.
  2. El cuidado de la tierra y de sus criaturas es una parte fundamental del llamamiento de los cristianos.
  3. No somos el único foco del amor creativo y salvífico de Dios. Por el contrario, a Dios le preocupa todo lo que ha creado. Tenemos que reconocer urgentemente que la tierra y las criaturas con las que la compartimos no son meramente el decorado en el que interpretamos nuestra relación con Dios. Son también personajes de la historia.
  4. Lo que significa es que no hace falta que nos desesperemos. Nuestras pequeñas acciones pueden parecer demasiado insignificantes, demasiado tardías en sí mismas, pero Dios se comprometió a incluirnos en sus planes. Puede tomar nuestros pequeños esfuerzos y tejerlos en su propósito de mantener y renovar la tierra.
  5. Dios nos habla a través de dos libros: su palabra (la Biblia) y su obra (la creación). Necesitamos ambos para entender cómo es Dios de verdad. Sin la Biblia, seremos capaces de ver las huellas de Dios en la creación, pero no podremos pintar el retrato completo: son como fragmentos en un caleidoscopio. Y, sin embargo, sin la creación, la foto de Dios que obtenemos de la Biblia también está incompleta. La creación ilustra e ilumina las verdades de Dios que leemos en la Biblia.
  6. Dios espera que utilicemos este mundo y todo lo que contiene con cuidado y con responsabilidad, recordando que no es nuestro sino suyo.
  7. En Génesis 1:26, Dios crea a los seres humanos el mismo día que crea al resto de los animales. Ni siquiera tenemos nuestro propio día.
  8. A pesar de la enorme cobertura que los medios de comunicación dan al cambio climático y de las múltiples campañas de concienciación, apenas se han producido cambios en los estilos de vida de la gente. Más que nada, lo que urge es una profunda transformación en el corazón. Llevamos tiempo viviendo un sueño imposible, tanto individual como colectivamente. Tenemos que admitir que hemos incumplido el sagrado deber que Dios nos encomendó: cuidar del planeta Tierra. Tenemos que arrepentirnos porque hemos pecado contra Dios, contra la creación y contra nuestros congéneres, viviendo de manera egoísta e irreflexiva.
  9. Se calcula que la Biblia hace referencia más veces a la tierra que a la justificación por la fe, el arrepentimiento, el bautismo o el regreso de Cristo.
  10. Dios quiere que echemos raíces dondequiera que estemos, incluso si nosotros no hemos elegido el lugar o si no nos gusta. Esas raíces son esenciales para nuestra salud psicológica y espiritual en tanto que seres humanos.
  11. “Yo soy el Señor vuestro Dios”. Todos nosotros, como consumidores, deberíamos grabarnos en la conciencia estas seis últimas palabras de Levítico 19:10. Este mundo es de Dios y llegará el día en que nos pida cuentas de cómo hemos mayordomeado sus recursos.
  12. Lo más significativo es que restaurar el medioambiente no tiene tanto que ver con reciclar, reducir o gestionar los recursos, sino con arrepentirse y volverse a Dios. La tierra solamente puede ser restaurada cuando sus habitantes reconocen de quién es la tierra, y reparan su relación rota con Dios y con los demás. Si la crisis ecológica es en última instancia una crisis espiritual, la solución tiene que ser también espiritual.
  13. Fuera de Jesucristo, no hay ninguna esperanza para las crisis medioambientales que enfrentamos.
  14. Si pensamos que la vida y obra de Jesús tuvo poco que ver con el medioambiente, seguramente eso diga más de nosotros que de la Biblia. Cada vez que releo lo que la Biblia dice sobre Jesús, me sorprende todo lo que tiene de relevante en relación a la tierra, a nuestra relación con la creación y los propósitos de Dios hacia ella.
  15. Cuando escuchemos las preocupantes predicciones sobre el cambio climático, no debemos desesperar, porque Jesús sostiene el mundo en un todo coherente.
  16. Con Jesús comienza la restauración de todas las relaciones rotas en la caída, y esto es algo que sus acciones demuestran poderosamente. El reino de Dios es ahora.
  17. Lo mejor de este mundo, sus puestas de sol más inspiradoras, los paisajes más impresionantes, la fauna salvaje más colorida, las amistades más íntimas y los momentos más apasionantes solo nos pueden dar una mínima visión de lo que vendrá. Cuando Jesús vuelva al lugar que le pertenece por derecho como Señor de toda la creación, nuestro gozo será completo y, aun así, no estaremos nada más que empezando a descubrir lo que de verdad significa el gozo.
  18. Cada vez me doy más cuenta de algo apasionante: cuando damos el paso y buscamos reflejar la imagen de Dios cuidando de la creación, nos damos cuenta de que Jesús ya ha ido por delante de nosotros. Jesús ya está trabajando en este mundo, no solo en el trasfondo sosteniendo las fuerzas del universo y el cambio de las estaciones, sino preparando el camino a su gente para ayudarle a restaurar su imagen.
  19. Si estoy preocupado o cargado, recordar mi lugar en la creación me ayuda a situar en perspectiva mis preocupaciones y cargas.
  20. Hoy en día tenemos que poner mucha atención para escuchar a Dios a través de la creación. Nuestras ruidosas vidas acallan fácilmente la quietud del susurro de la creación, mientras que el herido mundo de Dios gime con más fuerza: con los crujidos de los glaciares fundiéndose, el chasquido de los bosques ardiendo y el bramar de los huracanes.
  21. En un mundo desarraigado, los cristianos creen en un Dios que nos puso en un jardín y nos dijo que lo trabajáramos; que colocó a un pueblo en una tierra y le dio instrucciones de que la cuidara y que envió a su Hijo a pasar treinta años conociendo un lugar y una comunidad local. Una parte esencial de la alabanza a este Dios es conocer el lugar en el que nos ha puesto. ¡Florece donde te han plantado!
  22. Sin la creación, nuestro sentido del tiempo se distorsiona, centrándose en el siguiente plazo de entrega en lugar de disfrutar del momento que estamos viviendo.
  23. Yo soy un activista por naturaleza. Tiendo a llenar mi agenda hasta que estoy demasiado ocupado. Sin embargo, he aprendido que la alabanza que Dios quiere no es una agenda llena de eventos en los que le sirvo afanosamente. Me quiere a . Quiere mi presencia sin agobios, caminando al atardecer en un jardín (como hacían Adán y Eva), restaurando mi alma sentado al lado de tranquilas aguas (como hacía David en el Salmo 23), o refugiándome en algún lugar tranquilo y retirado con mis amigos (como hacía Jesús con sus discípulos). Dios dijo por medio de Isaías: “En el arrepentimiento y la calma está vuestra salvación, en la serenidad y la confianza está vuestra fuerza, ¡pero vosotros no lo queréis reconocer!” (Isaías 30:15).
  24. ¿Puedes distinguir a los cristianos por los coches que conducen (y no solo por las pegatinas en la parte de atrás), el contenido de sus carritos de la compra o la cantidad de basura que mandan al vertedero? Si de verdad creemos que esta tierra es de Dios y no nuestra, nuestras vidas como cristianos deberían ser radicalmente distintas de las de la mayoría de nuestros vecinos.
  25. Es tanto una cuestión de justicia hacia los pobres del planeta como de alabanza, puesto que este consumismo excesivo es en realidad una idolatría de la avaricia, puro colesterol espiritual.
  26. Mientras el cambio de vida no provenga de una relación con Dios, existe el peligro de que se convierta rápidamente en un nuevo tipo de religión legalista. No deberíamos querer vivir reduciendo nuestro impacto por deber, miedo, o culpa, sino por amor: amor a nuestro prójimo, amor por el resto de las criaturas, amor a las futuras generaciones, y en lo más profundo, amor a Dios.
  27. ¿Por qué no le pides a Dios que te señale un área de tu vida en la que comenzar el cambio? Te sorprenderá a dónde te llevará este camino.
  28. Quizás el paso más eficaz que yo he dado a la hora de evitar desechos es intentar orar cada vez que tiro algo al cubo de la basura. Mientras lo hago, le doy gracias a Dios por los recursos naturales que han creado ese objeto, y reflexiono en si he sido un buen mayordomo. Mis oraciones suelen terminar siendo confesiones de culpa, mientras admito que otra vez he desperdiciado sin pensar. ¿Necesitaba comprarlo? ¿Necesitaba este objeto con todo el empaquetado que trae? A veces, mi angustia no es tanto personal, sino frustración contra una cultura que dicta que no puedo comprar cosas que no estén cubiertas en poliestireno y plástico, y lo que hago es pedir perdón a Dios por lo que la raza humana está haciendo al dar este mundo por sentado.
  29. En todo el mundo, los cristianos están por fin redescubriendo lo que es hacer misión como si la creación importara. Este redescubrimiento se produce cuando la gente vuelve a examinar la Biblia y descubre la pasión de Dios por este planeta. Tiene lugar cuando la gente observa la crisis medioambiental que le rodea y se pregunta qué siente Dios al ver lo que le hacemos a su mundo. Ocurre cuando los cristianos buscan responder a las preguntas de sus amigos sobre la esperanza que ofrece el cristianismo. Se presenta cuando un número cada vez mayor se frustra con las desigualdades del mundo y los placeres vacíos de la prosperidad material.
  30. No se trata de que haya que elegir entre evangelizar o salvar el planeta, sino de compartir tanto las buenas nuevas de salvación como las buenas nuevas para la creación.

Sabios con el planeta: Atrévete a cuidar la creación de Dios, Dave Bookless

Cuando estaba a punto de tirar la basura de la familia mientras disfrutábamos de unas vacaciones en una preciosa isla, Dios me habló. Podría haberme pasado desapercibido fácilmente, pero una voz interior me susurró: “¿Cómo crees que me sienta lo que le estás haciendo a mi mundo?”.

Desde el día que Dios lo retó, Dave Bookless tiene una misión: compartir con otros el convincente caso bíblico del cuidado del planeta que Dios creó para su gloria y para el disfrute de todos.

Este no es otro libro acerca de cuestiones medioambientales cuyo objetivo es hacerte sentir culpable. Su mensaje es que hay esperanza. Dios puede recibir tus pequeños e insignificantes esfuerzos y multiplicarlos haciéndolos parte de su extraordinario plan.

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