“Hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones” (Ef.5:19).
Tengo un himnario aquí del año 1964 que se usó más o menos hasta principios de la “Nueva Era”. El índice de temas es todo un sermón en sí mismo. Estudiándolo vemos que nuestra fe incluye muchas cosas: La evangelización, La persona y vida de nuestro Señor Jesucristo, La adoración y alabanza, La vida del creyente, El Espíritu Santo, la vida de iglesia, y Los jóvenes y niños, 750 himnos en total. La categoría de “El creyente”, por ejemplo, incluye nuestro testimonio y confesión, comunión y confianza, consagración y servicio, peregrinación y lucha, súplicas y anhelos, protección y auxilio. Cantando estos himnos, el nuevo creyente aprendía en qué consiste la vida de fe en la cual se había embarcado, qué es lo que se esperaba de él y qué promete Dios. Bajo la categoría “Vida de Iglesia” hay himnos que hablan del pueblo redimido, el bautismo, la cena del Señor, la observación del domingo, las Sagradas Escrituras, las misiones, la oración, el casamiento, la presentación de niños, etc. Muy rico en contenido.
Haciendo un poco de matemáticas, contamos que de la evangelización hay unos 200 himnos, de la Iglesia hay unos 240 y hay casi 200 sobre la vida del creyente. Para nuestra sorpresa, de alabanza y adoración solo hay 60. Hay unos 80 sobre el nacimiento, vida y muerte, resurrección y ascensión, y segunda venida del Señor Jesús. El himnario era una fuente de doctrina y enseñanza para el creyente. En cambio hoy día casi una totalidad de los cánticos está dedicada a la alabanza. Puede ser que antes faltara énfasis en este tema, o el gozo que lo acompaña, pero hemos ido al otro extremo, eliminando todos los demás temas. Esta es la ley del péndulo. Analizando la situación de la iglesia hoy día, somos conscientes de que andamos flojos en el área de la evangelización, la iglesia local, y la vida del creyente, justos los puntos fuertes de unas décadas atrás. ¿Es casualidad que los temas que no tocamos en nuestra música son precisamente donde más fallamos en la práctica?
Como botón de muestra, un himno acerca del casamiento y de lo que es el matrimonio:
¡Oh riqueza de la vida, nuestro Dios y Salvador! Padre Eterno a cuyo lado es feliz el corazón. Rico en gracia, a ti llegamos anhelando bendición para nuestros dos hermanos que ante ti se unen hoy.
Dales en su nuevo estado nuevas pruebas de tu amor, y a la sombra de tus alas hallen dulce protección. Llena tú sus corazones de amor, fe y santidad, y horizontes de esperanza puedan siempre contemplar.
Sea en pos de tus pisadas su diario caminar; y vivir en tu servicio sea su felicidad. Y a lo largo de la senda, en hermosa plenitud, tu Palabra, antorcha viva, les proyecte clara luz.
Alegría de sus vidas, ornamento de su hogar séanles sus bellos hijos criados en la santidad. Rico en gracia, a ti llegamos anhelando bendición. Padre Eterno a cuyo lado es feliz el corazón.
M. San León