
13 de abril
En las entrevistas a parejas divorciadas realizadas por Dana Adam Shapiro, se aprecia que esas son muchas de las razones que llevan a la desintegración marital. [Cada miembro de la pareja] reacciona ante el egocentrismo ajeno activando el propio. ¿Por qué es así? El egocentrismo, por su propia esencia, hace que no lo reconozcamos personalmente, mostrándonos en cambio hipersensibles ante su presencia en los demás, suscitando un enfado ofensivo y provocador. Lo resultante es siempre una espiral descendente hacia la autocompasión, la irritabilidad y la desesperanza, pudiendo quedar afectada la relación hasta el punto incluso de disolverse (p. 74).
¡NO HAY CONDENACIÓN!
Romanos 8:13 habla de dar muerte a la hostilidad que hemos tenido siempre ante la idea de que Dios gobierne nuestras vidas. Un proceso así de doloroso ha de llevarse a cabo teniendo en cuenta el contexto del primer capítulo: ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús. Saber que ya no hay condenación para nuestros pecados y que tenemos la ayuda del Espíritu Santo nos da el valor para enfrentarnos al mal en nuestro corazón. Las parejas cristianas deben tratarse de manera semejante en el matrimonio.
Hemos de saber que nuestro cónyuge tendrá empatía y nos perdonará y ayudará cuando pequemos y fallemos.
Del mismo modo, esta realidad nos da la libertad de ser honestos y tener la valentía para enfrentarnos a los distintos cambios que tenemos que llevar a cabo.
REFLEXIÓN
¿Eres capaz de ofrecer a tu cónyuge críticas, pero teniendo en cuenta que para un cristiano “no hay condenación”?
PENSAMIENTO PARA LA ORACIÓN
Meditad en Romanos 8:1
«Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús».
Y responded a la pregunta: “¿Qué sería diferente en ti si creyeses este versículo de verdad?”. Entonces, pedid a Dios que lo haga realidad en vuestras vidas.
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