Hablamos con Keller sobre su libro Toda buena obra. Conectando tu trabajo con la obra de Dios y sobre otros temas de interés como los negocios, la vocación y el llamado.
1. Según el concepto bíblico de la vocación, amar el prójimo es fundamental. Esta pregunta tiene mucho que ver con la práctica cotidiana. Hay cristianos que se levantan cada lunes por la mañana malhumorados y quejándose por todo. ¿Qué les pasa?
En el libro trato el hecho de que el evangelio puede manifestarse en nuestro trabajo de diferentes maneras. Una de ellas se centra en el corazón. Esa actitud malhumorada, la rabia o el hacer lo mínimo necesario para que no me despidan, distan mucho de lo que es el carácter que enseña el evangelio. Al contrario, el evangelio te convierte en alguien más humilde, agradecido, generoso y te concede paz interior. Si no se vislumbra este carácter, significa que tu corazón no ha sido transformado por la Palabra de Dios. Además, un corazón renovado por el evangelio nos hace mejores trabajadores: todo el mundo quiere trabajar contigo, todos quieren estar en tu equipo y tus jefes se agradan de tu labor. Por eso, tener un corazón conforme al evangelio es, sin duda, algo muy práctico que se ve en el trabajo.
2. Mi parte favorita del libro dice que el trabajo no apareció en la creación después de una etapa dorada de inactividad. El trabajo está indisolublemente integrado en la creación, es absolutamente glorioso y está en consonancia con el diseño de Dios. La siguiente pregunta puede sonarte algo tonta, pero creo que puede ser de interés para nosotros. Como padre, ¿de qué forma puedo enseñarles a mis hijos que han sido creados para trabajar y que esta es una faceta intrínseca de su naturaleza humana?
En este caso, tendrías que explicarles temas como la Creación, la Caída y la Redención adaptando cada apartado según la edad del niño. Podrías decirles que el trabajo se introdujo en el Jardín del Edén, cuando Dios mantenía todo en absoluta perfección. Ahí ya había trabajo. Esto quiere decir que, aunque en esta vida el trabajo pueda ser complicado (nuestros cuerpos se desgastan y nuestros corazones y nuestras mentes se contaminan por el pecado y por sentirnos angustiados ante los problemas), al fin y al cabo, fuimos creados para trabajar. Por eso nos sentimos felices si trabajamos. Incluso podríamos decir que quienes no trabajan suelen caer en depresión. Y yo creo que esto se debe a que estamos hechos para conseguir plenitud a través del trabajo y al ser útiles para otros. Creo que puedes decírselo así a tu hijo de 11 años. Cuando te responda, te darás cuenta de si lo ha entendido o si necesita una explicación más sencilla.
3. En una economía solvente en la que se da una situación favorable, los cristianos tienen un abanico más amplio de vocaciones entre las que escoger y pueden elegir una carrera que les traiga satisfacción y a través de la cual puedan expresar el amor de Dios a otros. Pero en una economía endeudada, en la que las condiciones empeoran, se reducen esas alternativas y el cristiano se siente embotellado en su puesto (en el que no se siente a gusto), ¿cómo se aplica el concepto de vocación en este caso?
Según Lutero, una granjera que no soporta estar con las vacas necesita plantearse, incluso si no hay otro empleo disponible, si lo que hace es un llamado de Dios. Podría entender que esa es su forma de ocuparse de la creación de Dios, porque así es como Él ha decidido que lo haga. Lutero, no recuerdo en cuál de sus escritos, dijo: “Dios refuerza los barrotes de la puerta de la ciudad para darte seguridad”. Pero sigue diciendo: “¿Cómo refuerza los barrotes de las puertas de la ciudad? Lo hace a través de buenos gobernantes, de buenos policías y de buenos soldados”. Lutero intenta explicar así que toda buena obra hecha correctamente es un llamado de Dios. La concepción calvinista del llamado es hacer obras en la esfera cristiana, mientras que la luterana es ocuparse de la creación y ser de utilidad a otros mediante tu trabajo. Estoy totalmente convencido de que son complementarias. Gran parte de este libro expone la complementariedad de las dos concepciones, por lo que debemos usar ambas. Entonces, ver tu trabajo como un llamado no es un problema, aunque te sientas estancado en el mismo puesto. Incluso en ese caso sigue siendo un llamado. Y seguro que te puede dar mucha paz si piensas: “aun en este trabajo puedo responder al llamado de Dios”, o incluso cuando estás buscando un trabajo.
* Esta reseña es una traducción editada de un artículo más largo, publicado en The Gospel Coalition. Si quieres leerlo completo en inglés, puedes hacerlo aquí