FRUTO INTEGRAL
Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra. Génesis 1:28
…la palabra verdadera del evangelio, que ha llegado hasta vosotros, así como a todo el mundo, y lleva fruto y crece también en vosotros, desde el día que oísteis y conocisteis la gracia de Dios en verdad… no cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual, para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra y creciendo en el conocimiento de Dios.
Colosenses 1:6–10
Según el obispo J. B. Lightfoot, “Colosas era, sin lugar a dudas, la iglesia menos importante a la cual se dirige una epístola de Pablo”. Descortés, quizás, pero probablemente cierto. Lo que una vez había sido una ciudad próspera, había disminuido en tamaño e importancia, y la mayoría de la población estaba formada por personas de baja cuna que se ganaban la vida con dificultad, trabajando como pastores y esclavos, teñidores de lana y comerciantes.
Sin embargo, es por estos por quienes Pablo da gracias a Dios, entusiasmado de que el evangelio que “está llevando fruto y creciendo en todo el mundo” también esté llevando fruto y creciendo en ellos. Esa productividad se aplica otra vez a los Colosenses cuando Pablo ora por ellos para que “lleven fruto en toda buena obra”.
Lejos de ser casual, sus referencias a “llevar fruto” aquí y en otros lugares de sus cartas aprovechan un rico filón que se extiende a través de la Biblia, desde el principio hasta el final. Encontramos fruto en las primeras y últimas páginas de las Escrituras —en el huerto del Edén y en la nueva Jerusalén— y en casi todas las partes entremedias. Solo hay que mirar más de cerca y se hace evidente que el deseo de Dios por la productividad es tan extenso como el evangelio; con lo que Dios ha hecho en Cristo trayendo hombres y mujeres a él, y poniendo en marcha su plan para restaurar toda la creación.
Así es como Pablo ve el diseño original de Dios previsto para la humanidad, siendo finalmente completado a través del poder del Espíritu y llevando fruto en las vidas de personas transformadas –tanto gentiles como judíos, hombres y mujeres, pastores y esclavos, teñidores de lana y comerciantes del mercado-.
La productividad, entonces, está vinculada con el drama bíblico más amplio de la creación y la redención. La relación de Dios con su pueblo y su plan para las naciones. Es un privilegio como discípulos de Cristo tomar nuestro lugar en este gran proyecto, elaborando las implicaciones del evangelio en primera línea, haciendo que nuestras vidas reflejen el alcance de su reinado, y que nuestras relaciones muestren la llegada del reino y la anticipación de su futuro cumplimiento, todo esto mientras llevamos fruto para la gloria de Dios.
Con Pablo, no nos limitamos a orar por fruto. Oramos para que el Espíritu de Dios haga su nuevo trabajo de creación dentro y a través de nosotros, por el bien del mundo en el que nos ha llamado a vivir.
Antony Billington
Today’s Word for the Week es parte de una mini-serie que reflexiona sobre los siete temas del recurso del LICC, Discípulos 24/7, escrito para la Convención de Keswick 2015. www.licc.org.uk Si quieres leer el artículo en inglés, puedes hacerlo aquí

Discípulos 24/7
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