Para conseguir bendición para tu casa

Margarita Burt 

“Vé y dí a mi siervo David: así ha dicho Jehová: ¿Tú me has de edificar casa en que yo more?” (2 Samuel 7:5). “Así mismo Jehová te hace saber que él te hará casa (2 Samuel 7:11).

David tuvo una conversación con el profeta Natán en la que expresó su preocupación por la casa de Dios: “Mira ahora, yo habito en casa de cedro, y el arca de Dios está entre cortinas” (v. 2). Quiso edificar una hermosa casa para que Dios morase en ella, y compartió su deseo con el hombre de Dios. ¡Dios estaba escuchando la conversación!, y mandó un mensaje a Natán diciendo que ¡David quería edificarle una casa, pero Él va a edificar casa para David! Esta es la forma de ver edificada tu casa: ¡entrégate a edificar la de Dios y Él edificará la tuya! Preocúpate para Su iglesia.

A continuación, Dios le da una preciosa promesa a David: “Cuando tus días sean cumplidas, y duermas con tu padres, yo levantaré después de ti a uno de tu linaje, el cual procederá de tus entrañas, y afirmaré su reino. Él edificará casa a mi nombre, y yo afirmaré para siempre el trono de su reino” (v. 12, 13). “Y será afirmada tu casa y tu reino para siempre delante de tu rostro, y tu trono será estable eternamente (v. 16). La promesa va más allá de su hijo Salomón, al Señor Jesús que edifica la casa de Dios, su Iglesia, y reina para siempre sobre el trono de David su padre: “Éste será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin” (Lu. 1:32, 33).

Compara tu casa con la del Señor. ¿Tu casa está bien mientras la iglesia está mal? ¿Te preocupas por la comodidad de Dios? ¿Él está bien en tu iglesia, o vive en peores condiciones que tú? Tú tienes tranquilidad y orden en tu casa. Allí hay paz, armonía y bienestar. Puedes trabajar y luego relajarte y disfrutar de la limpieza que has hecho. ¿Puede trabajar Dios bien en su casa y luego descansar de una obra bien hecha, como hizo en la Creación?: “Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo” (Gen. 2:2). ¿En tu iglesia hay trabajo y luego descanso de una obra bien hecha?

Ponte a edificar casa al Señor, en colaboración con Cristo: “Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios. Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otros edifica encima; pero cada uno mire cómo sobreedifica” (1 Cor. 3: 9, 10). Entrégate a esta tarea y Él te dará grandes promesas para tu casa y tu familia, pues Dios es galardonador de los que se preocupen por su casa.

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