«Dando fruto en tu lugar de misión» POR JOSÉ MORENO BERROCAL

Es un placer poder recomendar Dando fruto en tu lugar de misión de Mark Greene. La razón, de entrada, es bien sencilla, el libro demuestra cómo todo creyente está ya dando fruto para la gloria de Dios en su vida. Greene pone en valor lo que ya está haciendo precisamente por ser hijo de Dios. Me resulta muy interesante que no entre en ese dudoso juego de producir un sentimiento de culpa y de frustración en los lectores por no ser más fructíferos. Greene nos afirma y confirma, y, solamente por eso, su libro ya sería muy valioso. Este enfoque es espléndido, ya que la exhortación que nos trae Greene en su obra, construye sobre lo que ya hay en cada uno de nosotros de parte de Dios. Me gusta cómo lo expresa el mismo autor. Greene espera que su libro sea de aliento: “para estar más alerta a las maneras en las que El Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo ha estado trabajando, está trabajando, y puede trabajar en y a través de ti justo donde estés”, p. 27.

Evidentemente, esta obra no se limita a ser meramente una palmadita en la espalda del cristiano. Greene nos reafirma para exhortarnos a vislumbrar las múltiples posibilidades que se abren delante de todo discípulo de Cristo para continuar siendo sal y luz en la tierra. Usando de nuevo sus propias palabras: “Este libro busca cumplir dos objetivos: ayudarnos a ver dónde estamos con nuevos ojos y explorar un repertorio de maneras en las cuales podemos llegar a ser más fructíferos para Dios justo donde estemos”, p. 28. Posteriormente en el libro, reitera su propósito de la siguiente manera: “Este libro pretende estimular nuestra imaginación acerca de cómo podemos ser fructíferos para la gloria de Dios”, p. 48. No es pura coincidencia que Greene cite repetidamente en su obra el capítulo 15 de Juan, donde el Señor dice: “Mi Padre es glorificado si dais mucho fruto, mostrando así que sois mis discípulos”, Juan 15.8.

Con esta intención en mente, Greene nos provee de un marco integral bíblico para desarrollar ese fruto para la gloria de Dios en toda nuestra manera de vivir. Sobre la base de un carácter santo, el fruto del Espíritu, todo creyente ha de realizar un buen trabajo, pagado o no, al mismo tiempo que actúa, aunque no esté obligado a hacerlo, con gracia y amor hacia el prójimo, dondequiera que se encuentre, procurando moldear la cultura en todos los lugares donde vive, buscando ser mediador de la verdad y la justicia, mientras comunica el evangelio, lo que Dios ha hecho en Cristo para la salvación de los pecadores. En este sentido, esta obra tiene un carácter divulgador de las grandes ideas que aparecen en sus obras anteriores como El Gran Abismo, Discípulos 24/7 o Por fin es lunes. Es por ello que Greene reivindica que somos y debemos ser fructíferos para Dios en todas las áreas de nuestra vida. Todo le importa a Dios, (El es el Creador y Redentor, Greene gusta mucho de exponer Colosenses 1:15-20 y mostrar sus consecuencias prácticas) y por ello, es fundamental prestar atención a todos los aspectos cotidianos de nuestra existencia. Nuestro autor subraya que hemos de vivir a la luz de estos principios bíblicos en plena dependencia de Dios en oración. Muestra la importancia crucial de la misma, añadiendo incluso modelos de oración al final de cada capítulo. No es, pues, simple activismo lo que propugna. Al mismo tiempo, Greene nos recuerda constantemente en su obra que: “Dios está trabajando, por lo que no tenemos por qué estar ansiosos, y ciertamente no tenemos por qué sobreactuar. Pero si que tenemos que ser intencionales”, p. 215.

Este sería uno de los vocablos claves de su exhortación, la palabra intencional, ya que hemos de vivir como los que están alerta ante las posibilidades que traen nuestras vidas en cuanto a dar testimonio cristiano.

Por si fuera poco, estamos ante un libro ameno, bien escrito, y que por tanto, se lee muy fácilmente. Greene intercala, además, multitud de ejemplos tomados de la vida real y que ilustran bien sus ideas. Asimismo, incluye preguntas al final de cada capítulo que nos ayudan a examinar de nuevo lo visto en el mismo. Finalmente, nos anima a tener una perspectiva a largo plazo de nuestra vida y obra. Esto es también fundamental. Como dice casi al final del libro: “Dios está trabajando. Y Dios ha estado trabajando en su pueblo, en su iglesia, en su tierra. Y, sin duda, en ti, de miles de maneras distintas. Puede que no veamos los resultados a lo largo de nuestra vida, pero es así”, p. 267. Dando fruto en tu lugar de misión es, por tanto, un libro que no puedes dejar de leer. Seguro que te hace bien, al disponerte a buscar la gloria de Dios en todo lo que haces, 1ª Corintios 10:31.

José Moreno Berrocal, pastor en la Iglesia Cristiana Evangélica de Alcázar de San Juan (Castilla-La Mancha), además de conferenciante y autor de varios libros como la biografía de William Wilberforce y el Básico Jonathan Edwards. La pasión por la gloria de Dios.

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