También hay hermosura en la vejez

Vivir la vejez, ha sido escrito por S. Stuart Park y Pablo Martínez Vila, ambos hermanos muy conocidos en nuestro entorno y que, como siempre, no decepcionan a sus lectores o auditorios cuando les escuchamos.

El prólogo del libro lo hace el obrero del Señor Miguel Angel Prado, ya que gran parte de su contenido tiene que ver con el material dado en los retiros para mayores que se organizaron en el Centro Los Naranjos, en los años 2023 y 2024.

Stuart se encarga de exponer tres modelos, tres personajes que envejecen como nosotros hemos envejecido o vamos a envejecer. Como siempre, leer a Stuart es en primer lugar disfrutar del magistral uso que hace del castellano, pero evidentemente también de su manera de exponer la Escritura. No hay recetas. El lector ha de usar su capacidad de empatía e irse identificando con los personajes que nos presenta, Jacob, David y Job, y seguramente encontrará situaciones que a pesar de la distancia que nos separa de ellos no le parecerán extrañas.

Pablo Martínez, conocido también como buen expositor, se dedica en esta obra a presentarnos la vejez con realismo, sin negar las limitaciones a las que somos sometidos cuando nos llega esa etapa de la vida, que como médico y psiquiatra él conoce muy bien, pero destacando a la vez muchas dimensiones positivas que tal vez pasamos por alto. Hay hermosura también en la vejez; y no lo dice él, lo dice la Biblia (Pr. 20:29). ¿Y qué clase de hermosura? Cuando la acción y las relaciones van menguando, el ser, el carácter del que envejece va ganando brillo, la comunión con Dios se enriquece como también su servicio a Dios, dedicando más tiempo a la oración y la adoración.

¿No es un privilegio poder mirar atrás con agradecimiento a la luz de la Providencia divina?

Algo muy importante ha de aprender el anciano, dice el autor. Aprender a aceptar la situación, a contentarse de corazón, aprendiendo a vivir con lo que le falta; a adaptarse, en definitiva, cosa que nada tiene que ver con la resignación estoica.

El tabernáculo se deshace, pero el hombre interior se renueva, se fortalece. La vejez espiritual no existe.

Alberto Arjona, reseña publicada originalmente en Edificación cristiana.


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