
El libro radical para los niños (8-14 años) es una celebración de la sana curiosidad y de las preguntas cotidianas de un niño expuesto a la fe cristiana –quizá desde siempre, quizá por primera vez. Que no te despiste la palabra «radical» y sus posibles connotaciones: su autor, Champ Thornton, es tan ameno y cercano que dan ganas de invitarle a casa.
El recuerdo que tengo de El libro radical para los niños es de cierto caos porque, seamos realistas, cuando nuestros hijos están en edad escolar, la pinta que puede tener un devocional familiar es de… ¡alegría! (la escucha activa de moverse, interrumpir y chinchar al hermano con las mejores intenciones del mundo…).
Nos habíamos hecho con una copia del libro en inglés, antes de que Andamio lo publicara en castellano, porque nos lo habían recomendado unos amigos, y nos decantamos por la primera opción que propone el autor: «puedes leer este libro como prefieras: saltando de un lado a otro o leyéndolo de principio a fin». Así conseguimos otro plus, el libre albedrío (que los chicos eligieran el capítulo de la noche).
Pero la verdadera prueba de que un libro conecta con su público no está solo en los momentos de lectura familiar sino en encontrar a tus hijos ojeándolo por su cuenta. Volviendo a echarle un vistazo años después, he visto que habían doblado algunas páginas para volver a ellas: vale, algunas son de chistes de elefantes, pero otras tratan sobre la oración o cómo lidiar con padres imperfectos (creo que esa página igual está más doblada que las demás :).

La atracción de El libro radical para los niños está tanto en su diseño como en su contenido. Scot McDonald, diseñador premiado, consigue llenar cada página de luz y color, ya sea con un precioso y útil gráfico sobre las disciplinas espirituales o con la comparativa de los sacrificios del Antiguo Testamento con Jesús.
En cuanto a contenido, contiene temas que esperamos en un libro de esta índole —»cómo entender la Biblia», «cómo leer la Biblia cada día», «cómo es Dios», «cómo orar»— pero también otros menos esperados como «comer con Jesús», «cómo era la iglesia para los primeros cristianos» o «aprende el alfabeto hebreo». También incorpora muchos testimonios variados de cristianas y cristianos a lo largo de los siglos: Lottie Moon, Policarpo, John Bunyan, Agustín, C. S. Lewis, Sarah Edwards…
También traslada la fe cristiana a la vida cotidiana de los niños, abordando temas como el miedo, el enfado, el trabajo o la limpieza, e intercalando tutoriales, manualidades y juegos. Consigue abarcar ese abanico de intereses que podemos encontrar en nuestros chicos, desde la ciencia hasta el cine, pasando por la artesanía, la historia, los idiomas, la cocina… salpicándolo todo con humor, empatía, datos curiosos y anécdotas.
Aunque es un libro de lo más variopinto, su precioso hilo central es la historia de Jesús, como expresa el mismo autor: «Que todo lo que leas te señale a él: el Rescatador radical de los rebeldes».
Años después, con algún hijo ya independizado, les he preguntado qué es lo que más recuerdan de El libro radical para los niños: «datos curiosos bíblicos y entender más a fondo cosas de la Biblia o cómo funciona la oración», «muy interactivo y original», «fácil de leer, entretenido y con un mensaje claro».
Si tienes niños, sobrinos, nietos o alumnos inquietos y despiertos, este libro es un recurso ideal. Y… ¿quieres hacer algo radical? Guarda los dispositivos para disfrutar y aprender con tus tesoros, alimentando su fe… y el tuyo.
Elizabeth (Lisi) Clark comparte con su marido, Andy, una vida en Madrid siempre amenizada (que no amenazada) por tres adolescentes. Licenciada en Periodismo, también ha cursado estudios de Biblia y Teología. Actualmente trabaja como especialista de comunicación en Fundación Pontea.



