No conozco mejor autor que José de Segovia para presentarnos una biografía de Tim Keller. Para empezar, tiene un conocimiento personal de su persona. Por otro lado, tiene una profunda identificación con el que fuera el pastor contemporáneo más famoso de Nueva York. Y es que ambos estuvieron bajo la influencia de predicadores y autores como John Stott y D. M. Lloyd-Jones, a este lado del Atlántico y de Ed Clowney y Richard F. Lovelace, del otro. Pero, sobre todo, porque José comparte la visión evangélica de Keller que, como podemos imaginar, es la de los autores antes citados. Esto no significa que todo aquel que se presenta hoy como evangélico la pueda compartir en toda su profundidad. Mas bien implica una conciencia clara de que hemos sido llamados a predicar a Cristo y a este crucificado a un mundo perdido, y no una filosofía o moral cristianas. Asimismo, José de Segovia usa la obra de Colin Hansen y, aunque no está de acuerdo con todas sus apreciaciones de Keller, sí que ha resultado ser una fuente de información y verificación de sus propios datos.
Como ocurre con todo lo que José de Segovia nos presenta, esta obra está escrita magistralmente.
Por ello, resulta muy amena. Es pormenorizada y, como es habitual en José, coloca la figura del pastor de Nueva York en su amplio contexto americano. El trabajo de José de Segovia nos permite trazar bien el itinerario vital de Keller, desde su infancia, pasando por Kathy –su esposa y que le introdujo más hondamente en el pensamiento de C. S. Lewis– hasta su salto a la fama ya como pastor en Manhattan. Esto nos ayuda a entender mejor al personaje. Keller es fruto de muchas influencias como, en un sentido, lo somos todos, pero se destaca cómo su vida está fundamentalmente moldeada por el entendimiento del evangelio que aparece en una de sus primeras y grandes obras, El Dios pródigo. En un sentido, todos los libros de Keller, y que son fruto de sus sermones, nos ayudan a rastrear su trayectoria personal, pues muestran de un modo muy transparente su evolución intelectual y afectiva. Por eso, el título de este libro no puede ser más adecuado: La mente y el corazón de Tim Keller.

José no solo destaca las ideas de Keller, sino también, usando la terminología de uno de sus héroes, Jonathan Edwards, sus afectos, es decir, su corazón. Keller era, sobre todo eso, un pastor con un corazón compasivo. Este aspecto no puede pasarnos desapercibido, pues es un eficaz revulsivo contra la falta de clemencia y misericordia que se detecta en algunos defensores de la fe cristiana en su trato con sus críticos. José de Segovia incide en esta faceta de Keller, pues, como diría Francis Schaeffer –otra referencia para Segovia y Keller– el cristianismo debe hacernos más humanos, no menos.
Estamos, pues, ante una magnífica biografía del recientemente fallecido gran pastor americano.
Pero sería un error contemplar este libro como una mera biografía. Es esto, sin duda alguna, pero es mucho más. José de Segovia aprovecha el legado de Keller para mostrarnos su especial relevancia para nosotros hoy en día. Lo hace, por ejemplo, llamando la atención sobre algunas de las diferencias entre muchos de los evangélicos americanos actuales y la situación evangélica en Europa. Al mismo tiempo Keller, como muy bien demuestra José de Segovia, recalca lo que debería parecer obvio, pero resulta que para algunos no lo es, a saber, que en nuestro mundo actual existen tres opciones: la religiosa, la secularista y el evangelio. No hay solo dos, sino tres caminos que se pueden seguir. Como ya enseñaba el piadoso obispo evangélico de Liverpool, J. C. Ryle, hemos de prevenirnos, no solo de los saduceos sino también de los fariseos (Mateo 16:6, 12). Para Ryle, el antídoto contra la incredulidad, lo que identificaba con los saduceos que negaban la resurrección, no consistía en pasarse al bando de los fariseos, para él, los religiosos. El mensaje de Jesús, era una opción que ofendía a ambos grupos como cualquier lector de los evangelios conoce bien. Pero, el remedio para ambos grupos, era el evangelio de Jesús muerto por pecadores y recibido por fe. En términos similares, Keller, en su comentario y mensajes sobre Romanos 2, por ejemplo, muestra el fracaso de la religión y la abismal diferencia entre la misma y el evangelio.
En realidad, como Pablo, hemos de redescubrir que hemos sido puestos para la defensa y confirmación del evangelio, no para sostener a una religión, aunque se llame a sí misma cristiana. En este sentido, los libros y mensajes de Keller son y seguirán siendo un referente en esa tarea. José de Segovia nos abre con su biografía una puerta a su obra que debe servirnos para seguir leyendo con más atención si cabe al mismo Keller.
José Moreno Berrocal, reseña publicada originalmente en Edificación cristiana.
