«Timoteo Glasscock es un verdadero divulgador de la Palabra de Dios»

Es bueno que de vez en cuando algunos de nuestros queridos enseñadores que patean los púlpitos de las iglesias, como aquellos otros foros donde son llamados para enseñar la Palabra de Dios, nos obsequien con alguna obra propia de su especialidad, o sea, algún comentario bíblico que nos allane el camino para que podamos acceder más fácilmente a la revelación que Dios nos ha concedido.

Timoteo Glasscock es un verdadero divulgador de la Palabra de Dios.

Al decir divulgador podríamos malentender que podría bastarle simplemente con mantenerse en la superficie de los textos o no profundizar demasiado para que su enseñanza sea asequible a un buen número de creyentes que se conformen con lo “justito”. Pero no es así. El verdadero maestro ha de ser siempre un divulgador, si no, ¿para qué está?; y este es su caso. Si se exige del predicador que sea fiel a la Escritura, claro y relevante, Timoteo (que me permitan los lectores llamar así a un hermano tan entrañable) cumple perfectamente tales condiciones también cuando escribe.

Ahora bien, divulgar de verdad no es nada fácil cuando no se renuncia a ir a la fuente de los textos, contextualizarlos, extraer los principios que Dios quiso transmitir a su pueblo en tal o cual ocasión y, con la mayor naturalidad, aplicarlos a nuestra propia situación actual, nuestro tiempo y nuestras circunstancias. Y este es el caso de este comentario de Oseas.

¿De verdad puede ser tan actual para nosotros un libro escrito hace unos dos mil ochocientos años?

Y es que volverse a Dios, básicamente este es el mensaje de Oseas, ha sido, es y será la necesidad básica de nuestra relación con él en todos los tiempos. Extraigo parte de un párrafo que da sentido a todo el comentario: “Por las coincidencias entre el comportamiento del pueblo de Dios de antaño y la situación de debilidad espiritual en que vive el pueblo de Dios en el día de hoy, este mensaje tiene grandes retos para nosotros”. Este es el enfoque que unifica todos los capítulos, que creo innecesario transcribir, de esta breve y valiosa obra que sin duda va a ayudarnos a buscar de corazón al Señor.

Quisiéramos que el autor nos regalara de vez en cuando obras de estas características, sabiendo que seguramente, si no lo hace, es por la gran demanda que hacemos de su ministerio presencial, que sin duda le ocupa casi por completo. Así y todo ya nos regaló algunas obras, unas en ANDAMIO: Juan; Elías. Portavoz de Dios; La Cruz de Cristo; y otras en las publicaciones del CEFB, tales como sus comentarios sobre 1 y 2 de Juan en el Comentario Expositivo de Nuevo Testamento, así como una pequeña obra sobre los profetas postexílicos.

Animamos desde aquí a nuestro hermano diciéndole que recibiremos todos sus trabajos con los brazos abiertos.

Alberto Arjona, reseña publicada originalmente en Edificación cristiana.


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