«El pesimismo no es el final de la historia»

El autor de este libro, Jake Meador, es un profundo conocedor de la realidad de su país, EE. UU., conocimiento adquirido y trasmitido en el día a día, por su trabajo como editor jefe de una revista cristiana online.

En este libro, a través de muchas citas de medios de comunicación o de personas influyentes en la política, en la economía y en la sociedad de los EE. UU., nos describe el panorama que en los últimos años de gobierno republicano ha vivido ese país y, en muchos temas, ha apoyado allí el mundo evangélico.

El libro tiene dos bloques bien diferenciados, dedicando dos partes a cada uno de ellos. En las dos primeras partes el autor desgrana los elementos sintomáticos de un deterioro en permanente crecimiento de la vida comunitaria y cómo este deterioro afecta por igual a las comunidades cristianas. Aunque la búsqueda de una verdadera comunión se manifiesta como un anhelo profundo, no se puede materializar por la presión del insistente mensaje de rechazar todo aquello que restrinja la libertad individual. La búsqueda del bien común no encaja en absoluto en el liberalismo moderno y en su práctica política de los últimos años.

Es tan negativa su visión de la iglesia en EE. UU., que el capítulo 1 lo titula: “La muerte de la Iglesia estadounidense” . Hipocresía moral, falta de raíces en la fe cristiana, aceptación acrítica de la economía ultraliberal, búsqueda de riqueza, poder y prestigio social, son señaladas, entre otras, como las principales causas de la situación actual.

La familia, el trabajo y la iglesia eran comunidades de amor, consuelo y seguridad, hoy en palabras del propio autor: “La que corre peligro no es simplemente la comunidad cristiana, sino el propio concepto de comunidad”.

La esclavitud del individualismo: todo se puede buscar, conocer, entender, etc. con un click; Google me lo dice todo; no necesito a nadie y tampoco a lo sobrenatural, en caso de que exista algo. La única autoridad de la que debo depender es: el mercado. Habiendo llegado a este punto, alguien habrá podido pensar:

¿Qué tiene que ver lo que ocurre allí con la situación en España o en otros países? La respuesta es muy sencilla, todo lo que hace y se acepta como “normal” en EE. UU., tarde o temprano se extiende al resto del mundo y, en ideas, creencias y prácticas cristianas, ocurre exactamente lo mismo.

Pero el libro nos dice que el pesimismo no es el final de la historia, no puede tener la última palabra. Hay esperanza y está en la visión cristiana de la sociedad y de las comunidades. En el segundo bloque, tercera y cuarta parte, el autor comenta tres realidades a través de las que se puede atender al bien común:

  1. El trabajo como fuente de bendición a otros y no solamente de utilidad egoísta.
  2. Importancia de la membresía. Somos parte de la creación y como seres sociables, necesitamos formar parte de algún grupo.
  3. Importancia del día de reposo, como práctica contraria al individualismo. Día para relacionarnos con Dios y para relacionarnos con otros. Día para practicar el bien común y bendecir a los cercanos.

El penúltimo capítulo, número 9, resulta especialmente útil para aquellos cristianos que están pensando seriamente su participación política como creyentes, evitando el pietismo o el partidismo.

El libro termina en el capítulo 10, llevándonos a la realidad de la futura ciudad eterna, descrita mayoritariamente en Apocalipsis, donde la ansiedad, el miedo, la soledad, la violencia, la muerte, la desigualdad, el trabajo sin propósito y las relaciones humanas desestructuradas tan habituales en nuestras sociedades actuales, serán definitivamente eliminados al recuperar el proyecto divino de vida en común y de práctica del bien común.

Reseña escrita por Leandro Roldán, psicólogo, pastor en una Asamblea de Hermanos de Madrid y miembro del Grupo de Psicólogos Evangélicos desde su fundación.


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